Para Cultivar la Sabiduría del Corazón – Semana 13
El misterio de la vida no es un problema por resolver; es una realidad que hay que experimentar –Frank Herbert–.
Al desarrollar una comprensión del mundo basada únicamente en la percepción cerebral, objetiva, excluyendo la percepción del corazón como el más sensible órgano sensorio, perdimos contacto con la Naturaleza Esencial de la Tierra y con nuestra propia Naturaleza Esencial.
Lo importante del corazón no es que sea una bomba muy especializada y eficiente, ni siquiera que sea la fuente de campos electromagnéticos que pueden modificar nuestro ADN, que pueden ser detectados a distancia y que nos permiten comunicarnos.
Lo esencial del corazón es que nos permite la experiencia de ser y percibirnos como parte de una existencia en la que estamos sumergidos en campos de comunicación vivos, llenos de significados, que emanan de formas de vida inteligente; estos campos entretejidos de significados fluyen desde y hacia nosotros, desde el comienzo de nuestra existencia como seres humanos.
“No experimentamos estas comunicaciones como líneas de palabras sobre una página, sino como complejos intercambios de intención, con valores múltiples, como contactos de la inteligencia viva de las formas de existencia con las que estamos emparentados. Son intercambios de las cualidades inherentes a los organismos vivos, no cantidades de fuerzas mecánicas. Sentimos el contacto del mundo sobre nosotros y esos millones de singulares roces llevan por dentro significados específicos que se nos envían desde el corazón del mundo y desde el corazón de los seres vivos con quienes compartimos este planeta. Este intercambio influye en nuestra calidad de vida y nos hace recordar que nunca estamos solos”.
Al irse la Tierra,
Quedamos nosotros,
Piedras,
No plantas,
Ni verdor,
Sino solitarios guijarros
Dispersos
Por una calle desolada.
–Stephen Harrod Buhner-
TRABAJO PARA LA SEMANA 13 (durante toda la semana, de tanto en tanto y ¡tanto como puedas!)
Las personas ya no caminan por la tierra desnuda. Sus manos se han alejado de las hierbas y las flores. Ya no miran al cielo…. –M Fukuoka-
1. Cierra los ojos, idealmente en un lugar en la naturaleza, o frente a un árbol o cerca de ella, tan cerca como la imagen de ella en tu corazón. Evócala, reconócela en el sol, el aire, las estrellas, la tibieza de tu aliento. Imprégnate de ella, disuélvete en ella.
2. Respira como si tu respiración fuera el oleaje suave del mar en el que tus pensamientos, sensaciones, sentimientos y tu cuerpo descansan, abrazando las orillas, el continente. ¡Respira y deja que el corazón abrace ese organismo madre en el que habitas, esta bendita Naturaleza.
3. Respira y percibe la cualidad del oleaje de retorno a tu centro, tal cual tú la abrazas, tal cual tú quisieras haber sido abrazado; deja que ella te abrace a través de todos los sentidos, el olfato, el tacto, el gusto, el oído, los ojos, a través del sentido supremo del amor como estado de profunda interconexión e intimidad. Permanece, respira, sin adjetivos, lo más que puedas.
Gloria Giraldo
Más claro imposible. No hay duda! Para sentirnos vivos ,vibrantes, acogidos, amados, incluidos, para vivir bien! ,para abrazar, comprender, reír, conectar…, solo necesitamos sentir los latidos de todo cuanto vive. Llenarnos de ese latido, de gozo. Y dar y dar y dar.
TIERRANATIVA
Gracias Gloria por tu generoso resonar que contagia, incluye, invita
Con tu latido ayudas a tejer esa trama en la que dar y recibir es danza, es el gozo y el sentido de lo natural
María Lucía Villegas
Montaña elevada,
Cima refulgente…
Arriba, abajo, alrededor, infinito.
Y en mi corazón, la ermita,
Las entrañas, la cuna,
Una lágrima de vida,
Una célula entre todas,
Una célula por todas…
Una, uno, TODO.
Atardece, amanece,
Luz, claridad, calor,
AMOR infinito, del cual
Soy ánfora y espejo…