Para cultivar la Sabiduría del Corazón – Semana 1

PARA EMPEZAR UN INSTANTE BASTA
El corazón es como un espejo magnético en el que se reflejan las imágenes que concebimos, consentimos y entretenemos; estas imágenes se multiplican en cada uno de los 4 a 5 millones de glóbulos rojos por cada mililitro de sangre.

En cada latido, el corazón bombea entre 60 y 70 ml.  Esto quiere decir que en cada latido aproximadamente 280 millones de glóbulos rojos, pequeños espejos magnéticos, son mensajeros que transportan la señal de las impresiones de las emociones, de los pensamientos, los recuerdos y las acciones, tanto propios como próximos, hasta cada órgano, cada parte del cuerpo y más allá de lo visible, su eco magnético irradia hasta 5 metros.

Cada minuto, en unos 60 – 70 latidos, ha pasado toda la sangre (unos 5 litros) por el corazón; entre tanto hemos respirado unas 15 veces.

En un día unos 100 mil latidos, en un año unos 350 millones…

 

TANTO Y TAN PROFUNDO LO QUE SE PUEDE ACUMULAR SIN OCUPARNOS DE LIMPIAR EL ESPEJO

Para transformar las impresiones negativas que hemos acumulado, que permitimos y que consentimos y que empañan ese poderoso espejo, afectando el potencial bienestar, esto de respirar y contar hasta diez es poco, pero suficiente para emprender un camino; hacerlo una vez y otra vez y otra vez, hasta crear un hábito, un cauce, un destino:  SER JUSTOS DE CORAZÓN.

 

TRABAJO PARA LA SEMANA (3 MINUTOS):

LIMPIAR EL ESPEJO DE NUESTRO CORAZÓN

Es necesario experimentar las imágenes vivas de la vida, de la naturaleza, de lo contrario seremos un pálido reflejo, una sombra reflejada en un espejo.

 

Durante 1 minuto:

Con las manos sobre el pecho, sintiendo tu corazón, sentado/a con la espalda recta y los ojos cerrados respira naturalmente, conciente de tu respiración, centrando la atención en cómo los pulmones al expandirse de uno y otro lado, abrazan el corazón.

 

Luego, durante 1 minuto:

Evoca un lugar donde te sientas naturalmente feliz, un lugar que te genere sensación de esperanza, seguridad, confianza. Imagina que caminas lentamente mientras respiras profunda y tranquilamente; imagina que tu corazón abraza, absorbe e interioriza la cualidad de ese lugar.  Permanece atento a todas las sensaciones que se suscitan, respira, atesóralas.

 

Finalmente, durante 1 minuto:

Respira conciente de la respiración, centrando la atención en cómo el corazón se expande gozoso, abraza todo el cuerpo y se hace uno con la naturaleza, con la esencia de ese lugar.